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Mujer en una banca viendo un puente

Gracias por su entrega Pastor. Ahora, descanse.

Son las 5 de la mañana, el pastor se levanta (tenía una hora despierto, pensando y orando). Dedica unos minutos a su devocional y de inmediato revisa su celular y su correo electrónico. Chequea su agenda del día y repasa su lista de quehaceres. Personas con problemas, familias en crisis, quejas de miembros de la iglesia, conflictos entre líderes, reuniones con equipos de trabajo, y el mensaje del domingo. Son las 6 de la mañana, el pastor está agotado. No del día, sino de la carga acumulada de los días, semanas, meses y años anteriores.

La responsabilidad pastoral es un privilegio que pocos hemos experimentado. Saberse llamado por Dios a ser instrumento para la realización de su obra es maravilloso. Pero, si no nos cuidamos, el nivel de intensidad de la labor ministerial nos sobrepasará. Cuando el cansancio físico y emocional se combinan con el espiritual nos agotamos, nos sentimos vacíos y sin fuerzas. Gracias sean dadas a Dios por su Espíritu que nos renueva.

“Los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas”

Isaías 40.31 NVI

Lidiando con la culpa

Cuando estamos agotados nos sentimos culpables. Nos cuestionamos cómo es posible que una vocación tan alta como el ministerio pastoral se pueda convertir en una carga en nuestra espalda, en un motivo de insomnio, en una preocupación constante.

Pero somos humanos y en cuanto más rápido lo comprendamos más rápido acudiremos al que nos puede dar descanso. Es necesario que reconozcamos que somos seres vulnerables. Nos equivocamos. Podemos sobre-agendar nuestra vida. Cedemos a la necesidad de tanto trabajo que hay por hacer y hasta podemos actuar con negligencia respecto a nuestro tiempo de descanso y recreación.  Sí, somos seres humanos que nos cansamos. Y si no descansamos y no nos recargamos, nos agotamos.

“Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.”

Jesús (Mateo 11:28 NVI).

Para descansar y recargar

Mayordomía es la palabra clave para administrar nuestros ciclos de trabajo y descanso. El tiempo, la mente y la devoción son áreas de mayordomía que nos ayudarán a disfrutar de una carga más equilibrada.

El tiempo es la primera de estas áreas. Podemos colocar en perspectiva nuestras prioridades y asignarles espacios específicos en nuestra agenda semanal. El tiempo de descanso, el tiempo de recreación y el tiempo dedicado en exclusividad a nuestra familia deben tener alta prioridad en nuestra agenda. Si no los colocamos, nuestra agenda se verá llena rápidamente de múltiples tareas que ahogarán las oportunidades del tiempo que necesitamos para recargar nuestro ser.

La mente también requiere mayordomía. Nuestros pensamientos e ideas requieren refrescamiento también. La lectura, el estudio y la escritura bien organizadas pueden convertirse en un verdadero disfrute. Leer algo diferente a nuestro campo de servicio también despierta la imaginación y la creatividad que tanto se necesitan en el ministerio.

Finalmente, aplicar la mayordomía a nuestra devoción también nos traerá descanso. Aunque suene extraño, programar nuestros espacios de retiro, de lectura devocional y de tiempo a solas con Dios en nuestra agenda nos facilitará el encontrar esos espacios de recarga espiritual que tanto necesitamos para seguir adelante. Nuestro tiempo con Dios debe tener un lugar especial y no negociable en nuestra agenda de prioridades, y debe ser distinto al tiempo que dedicamos a trabajar en el mensaje de predicación.

No está solo

Si usted se siente agotado, sobrecargado, o pronto a estarlo, debe saber que no está solo. La familia de Dios está diseñada para brindar acompañamiento y sostenimiento mutuo para todos los creyentes, incluidos los pastores. Si necesita conversar sobre su agenda, su estado de ánimo o su agotamiento, puede recurrir a un mentor de par, es decir un colega pastor de confianza, con quien conversar transparentemente y juntos apoyarse uno al otro.

Eventos de refrescamiento ministerial como retiros y congresos pueden resultar al mismo tiempo un oasis de descanso y una fuente de visión nueva y desafíos emocionantes que le den nueva perspectiva sobre el ministerio.

Y, si considera que necesita el acompañamiento confidencial de un pastor consejero, Enfoque a la Familia tiene un servicio de consejería pastoral para la atención de pastores y líderes ministeriales que se sienten agobiados por las responsabilidades que conlleva su servicio. Agende su cita aquí.

Oramos por usted y su ministerio.

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